Por Jose Ángel Planillo
Desde el faro de la genista es la segunda novela de la escritora caudielense Victoria Davoise. Como en su opera prima, las relaciones personales, el arte, las flores y los viajes son parte fundamental de la trama, y vuelve a utilizar en cada inicio de capítulo o apartado, unas preguntas o frases cortas a modo de sentencias, cuya respuesta va desglosando a lo largo de las páginas que le siguen.
Esta nueva obra gira en torno a Sara, una mujer que tras alcanzar su mayor éxito profesional decide dejarlo todo atrás para volver al lugar de sus raíces y cerrar varios asuntos que su prodigiosa intuición le indica debe resolver. Y es que Sara no es una mujer corriente. Ha recogido la esencia de todos sus ancestros, y especialmente de sus abuelas, a las que trata de imitar en todas sus cualidades como digna heredera de los dones que ellas poseían ayudándose de su hipertimésica memoria.
Una vez llegada a ese pueblo costero de su infancia, vigilado por un faro al que se accede por un camino repleto de genistas (nuestras aliagas) de amarillas flores, se desglosan las tramas que rodean a todos los miembros vinculados a la familia, excepto la resolución del triángulo amoroso que se cierne durante todas las páginas del libro sobre la protagonista, que la autora reserva para el final.
Salvo el primer apartado, algo enrevesado y repetitivo, la novela después avanza a buen ritmo y la obra va desmigajando poco a poco los secretos y truculentas historias de cada personaje, y las formas en que Sara logra que todos ellos salgan adelante usando sus ardides a modo de cadena de favores. Lástima que mujeres y casos como los que plantea la novela sólo existan en la ficción. Cuán diferente sería todo de haber más como ella.
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