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jueves, 24 de noviembre de 2022

JAQUE AL REINO, de Chesús Yuste

Por Jose Ángel Planillo Portolés 

La novela de Chesús Yuste, Jaque al Reino traslada al lector al último tercio del siglo XI, bajo el reinado de Sancho Ramírez, en una etapa crucial en la Historia de Aragón, caracterizada por la pugna entre sectores inmovilistas y reformistas.

Con el ritmo de una novela policíaca y el tono divulgativo de una novela histórica, su protagonista, el fraile benedicto Bernat de Artieda, se encarga de investigar y desvaratar una conjura nobiliar para terminar con el rey y su hermana, la poderosa y apenas estudiada Doña Sancha Ramírez.

Confieso que adquirí está novela en la Feria del Libro de Teruel por ver si profundizaba en la vida de esta gran mujer, de la que tuve un mayor conocimiento en la última visita a Jaca, donde pudimos admirar su espectacular sarcófago conservado en el convento de las benedictinas, donde fue depositado en 2013 procedente del panteón real de Santa Cruz de la Serós.

La condesa doña Sancha fue una mujer adelantada a su tiempo. Además de ser la más estrecha colaboradora de su hermano el rey, ejerciendo como embajadora ante los reyes musulmanes o de consejera real, al enviudar se convirtió en abadesa del monasterio de Santa María en Santa Cruz de la Serós, administradora del monasterio masculino de San Pedro de Siresa e incluso, a pesar de contradecir las normas canónicas, máxima responsable del obispado de Pamplona. 

Pero en esta obra el verdadero protagonista es el mencionado fraile, que desconozco si ya es uno de los habituales personajes del autor (por las loas que se hacen del mismo al presentarlo), pero que si no lo es, puede convertirse en recurrente para futuras obras ambientadas en este periodo. Su sagacidad y conocimientos pueden dar mucho juego.

Y es que estamos ante una de las novelas de la colección ‘La historia de Aragón en novela’ que la editorial Doce Robles edita para dar conocer la Historia de aquel poderoso territorio de una forma amena y didáctica

No obstante, desde mi punto de vista, la novela es más de entretenimiento que para aportar conocimiento. La manera en que está redactada facilita su rápida lectura, si bien es cierto que hacia el final la calidad merma ligeramente y cae en algunas repeticiones. Pero contextualiza un momento clave del naciente reino de Aragón y presenta a unos personajes que tal vez sean desconocidos para el gran público, qué tal vez con obras como esta puedan dar pie a quererlos conocer más profundamente.

Y un apunte que me ha descolocado por su anacronismo: Cómo se intuye por el título, los movimientos de sus personajes recorren sus páginas como si en una partida de ajedrez se tratara, dándoles a cada uno de ellos el movimiento de cada pieza según su importancia. Así, mientras Fray Bernat es el caballo blanco, a doña Sancha obviamente se le atribuye la pieza de la dama del mismo tono. Pero he aquí que, comoo residente en la ciudad que vio nacer a Francesc Vicent, creador del actual modo de jugar al ajedrez, me choca que ya en el siglo XI esa figura ya recorra todo el tablero como propone mi vecino en el siglo XV. En Sancha desde luego podría haberse inspirado para darle el poder que tiene esa pieza en el tablero, pero como apuntan los estudiosos en la materia, este segorbino parece que se inspiró más en su paisana doña María de Luna coma o como mucho en la reina Isabel I de Castilla. Pero vamos, que no es un detalle importante para desmerecer esta entretenida novela.

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