Por Jose Ángel Planillo:
Hace unos años, en uno de los palacios de esta noble familia del norte de Castellón, aparecieron en un arca una serie de 12 cajas llenas de fotografías tomadas de finales del siglo XIX a principios del siglo XX. Sus artífices fueron los miembros de esta misma casa, Carlos, Luis y Francisco Ram de Viu y Quinto, que debido a su capacidad económica y sensibilidad artística y religiosa (eran fieles a la causa Carlista), se dedicaron a viajar a través del ferrocarril, y tomar con su cámara estereoscópica aquellos lugares y monumentos que les llamaban la atención.
Y claro, una ciudad como Sagunto fue una de las paradas obligatorias, aunque no la única población de la comarca del Camp de Morvedre y cercanías que visitaron. La colección de las mismas es la que ha reproducido y estudiado Carmen en este pequeño volumen recién publicado y presentado en la Vía del Pòrtic de Sagunto -qué mejor marco, hablando de patrimonio- a principios de enero, donde se aprecian las 45 fotografías de la ciudad, Estivella, Gilet (del monasterio de Santo Espíritu, más exáctamente) y de la vecina El Puig de Santa María.
Son instantáneas de gran valor histórico, pues son de antes de la Guerra Civil española, y permiten observar detalles ya desaparecidos, como el retablo de la Iglesia del Salvador de Sagunto, así como el remate de estelas funerarias que coronaban el campanario; cómo era la explanada del Foro Romano del Castillo de Sagunto antes de las excavaciones de González Simancas, así como algunas de sus puertas y muros encalados, y varios detalles ya extintos; detalles de cómo han ido evolucionando las restauraciones y piedras del Teatro Romano de Sagunto, así como algunos detalles urbanos; unas excelentes imágenes del acueducto de Estivella y el Castillo de Beselga; cómo era la vida en el monasterio franciscano de Gilet; o aspectos casi inéditos de algunos de los espacios religiosos de El Puig de Santa María. Lástima que las imágenes publicadas en formato papel no se aprecian tan bien como en la presentación, y no permite distinguir tan nítidamente los detalles que se verían en formato digital o con otro tratamiento de la fotografía.
Una curiosa publicación, la que hace cuatro en apenas un año de esta incansable investigadora, que sirve de preámbulo al quinto que en breve verá la luz y versará, ahora sí, sobre la localidad de la que ejerce como cronista.
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