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viernes, 7 de octubre de 2022

LAIN, EL BASTARDO, de Francisco Narla

Por Jose Ángel Planillo

La lectura que hoy reseñamos es la novela histórica Lain, el Bastardo, de
Francisco Narla. A este autor lo conocí a través de otra novela, Assur, de la que guardo un excelente recuerdo, y por eso no me desanimó ver su enorme volumen, con casi 800 páginas.

En esta novela, ambientada en el siglo XIII, y por tanto contemporánea a Jaime I o Alfonso X (que aparecen por la novela), se narra la historia de Laín, un huérfano con un don especial para los animales, pero bastardo, cuya principal ilusión era que su padre, don Rodrigo Seijas, señor de San Paio, estuviera orgulloso de él cuando regresara de las Cruzadas a las que había acompañado al rey Teobaldo de Navarra. Pero cuando llegó la noticia que se había quedado atrapado en Tierra Santa, el hermanastro de Laín se hará con el poder y lo expulsará a golpes.

Será entonces acogido por Guy de Tarba, infanzón fiel al señor de la villa, con quien se embarcará en un viaje lleno de peligros y aventuras, que lo llevarán desde Galicia, pasando por los Pirineos hasta Venecia, donde embarcarán hacia Palestina y allende ultramar, para llegar finalmente hasta las lejanas tierras de Mongolia, donde la sombra del gran Gengis Kan sigue enmudeciendo a vivos y a muertos. Por el camino, será perseguido por los templarios, traicionado, embaucado, torturado…, viviendo una historia de aventuras, conspiraciones y honor, sumergida en la época más turbulenta del medioevo europeo. Ello le convertirá en un hombre, en un héroe, al que mantendrá vivo una única esperanza: la venganza.

La trama está estructuradas en dos momentos diferentes: El primero es el que narra las aventuras de Laín, y llega hasta su regreso desde tierras mongolas. La segunda se cuenta a través del trovador Martín Codax, -personaje que no hace más que repetir la mala vida que tuvo en el pasado-, y viene entremezclada con la de Lain, hasta que ambas vidas convergen. A él será al que corresponderá finalizar la narración, al modo de la Cántiga que toda su existencia ha ido buscando. Pero el autor todavía nos regalará un capítulo más, con el que cerrará los ciclos del resto de los personajes principales.

La novela logra mantener el equilibrio entre la ficción y la historia, aunque las detalladas descripciones (a veces un tanto excesivas) que da de la variedad de escenarios y acciones, así como el rico y enrevesado vocabulario empleado, hace que la lectura se haga un tanto lenta, pesada y tediosa. En este sentido, a la obra se le puede restar 250 páginas y sería más viva.

No obstante, pese a los rodeos que en ocasiones ofrece cada capítulo, al acabarlos logra captar la atención del lector, y animarle a seguir leyendo ya que mantiene la intriga de la historia hasta el final, todo y ser previsible el final de algunas tramas.

En definitiva, una obra entretenida, que ayuda a interesarte por la historia de un modo fácil y ameno, pero donde la ficción es demasiado acusada pese a su perfecta ambientación. Por ello, de este autor prefiero recomendar la de Assur.

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