NOCHES DE SAL, de David Mateo Escudero

Por Jose Ángel Planillo

Los que me conocéis, ya sabéis que no soy muy de novela de fantasía, terror o géneros fantásticos. Pero desde hace un tiempo, mi colega en este blog, autora y friki de estos géneros, me está metiendo -o lo intenta- el gusanillo por este tipo de literatura con libros como el que aquí hoy os recomiendo.

Este llegó en forma de regalo junto a otros muchos, para colaborar con la causa del cierre de la editorial que lo editó, y que por motivos varios ha tenido que bajar la persiana: Kelonia Editorial.

En este caso, me atrapó el que estuviese ambientada en Valencia, y las buenas palabras que sobre el autor y su obra me iban llegando, y como no, su trama.

En la contraportada, a modo de resumen o sinópsis de esta octava novela de David Mateo, titulada "Noches de Sal", se puede leer:

Aurora, a los once años, quedó marcada por las trágicas circunstancias de la muerte de su madre en un accidente de tráfico. Desde entonces, permanece recluida en un piso de la calle de Los Nocturnos de Valencia, encadenada a viejos rostros de su niñez y a unas criaturas fantasmagóricas que nacen de su propia psicosis.

Abel, joven ilustrador que trabaja para Las Provincias y que estudia medicina en la Facultad, llega hasta ella a través de una pasión común: la literatura. El arte y la inspiración consumarán una relación atípica entre ambos. Lo que ninguno de los dos sospecha, es que esa relación traerá consecuencias terribles en un futuro lejano que afectarán a las personas que más aman.

Una novela de terror con formato de thriller dividida en dos líneas temporales. Un grupo de mujeres tendrá que hacer frente a un asesino en serie, cuya metodología criminal le ha llevado a recibir el sobrenombre de Pilatos. Una entidad que siembra el terror por las calles de una Valencia gótica que acaba convirtiéndose en un personaje más de la historia.

Repito, que aunque soy reacio al género, me llegó a intrigar y a animarme a su lectura. Y PARA NADA ME ARREPIENTO

¡¡Qué pasada de novela!!, de esas que te atrapan desde el capítulo cuatro (los tres primeros hacen de introducción, y no terminas de pillarles el punto hasta que comienza la salsa), y ya no puedes soltar.

Sí es cierto que a veces el autor se excede en palabrería e introduce mucha paja en algunos pasajes, pero logra mantener en vilo al lector, y se perdona. Eso, y la ingente cantidad de terminología médica cuando se adentra en las vidas de varios de los protagonistas que estudian esta carrera.

Además, tanto me atrapó, que me fui a visitar la calle donde transcurre gran parte de la trama, y hasta he encontrado una canción de rock de los años 80 que parece se haya inspirado en ella -y no al revés, como cronológicamente sería- para su letra. Aquí os la dejo, y si os animais a disfrutar de la novela, ya veréis como cuadra esta canción.