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viernes, 6 de mayo de 2022

GUILLEM DE MONT-RODÓN. MESTRE DEL TEMPLE I TUTOR DE JAUME I, de Antoni Pladevall i Font

Por Jose Ángel Planillo Portolés

La figura de Guillem de Mont-rodón es una de ésas que pasan casi desapercibidas en la Historia, pero que fueron claves para forjar a uno de los personajes clave de la misma.

Se trata nada más y nada menos del que fuera Maestre de la Orden del Temple en Aragón, y que acogió, protegió y crió como un padre a Jaime I en el castillo de Monzón (Huesca) tras rescatarlo de las manos del francés Simón de Montfort, que lo tenía retenido para casarlo con su hija, tal y como se había acordado en un pacto previo a la Batalla de Muret, donde encontró la muerte Pedro II el Católico, padre natural del rey Jaime y hasta aquel momento rey de Aragón y Conde de Barcelona.

A esa dura responsabilidad cabe sumar la que le encomendó el Papa del momento, Inocencio III, que además de encomendarle la crianza y educación del futuro rey, le ordenó sanear la economía del maltrecho reino de Aragón para entregárselo el libre de deudas al joven monarca cuando esté cumpliese la mayoría de edad y rigiese los destinos del mismo.

Pues sobre los orígenes de su familia, entorno, y queriendo reconstruir una biografía del propio Guillem de Mont-rodón trata el libro "Guillem de Mont-rodon, mestre del Temple i tutor de Jaume I" del que es autor Antoni Pladevall i Font, y que hasta el momento supone una de las más completas obras sobre el personaje, pese a sus escasas 64 páginas. 

El motivo por el cual me interesé por Guillem de Mont-rodón se debe a la investigación realizada por Helios Borja Cortijo y María Pilar Vañó Arándiga en torno a la reconquista de Jérica, que se presentó en el congreso "Jérica. Jornadas sobre su patrimonio" que tuvo lugar en 2014 y en cuyas actas puede leerse de forma completa. En él apuntan el posible origen templario de sus conquistadores, en lugar de ser las que la traducción de la obra del Historiador Francisco del Vayo asigna al sacristán de Gerona, Guillem de Montgriu, que en febrero de 1235 se hallaba de marcha por las Islas Pitiusas y no repartiendo bacalao en la Ruta de Valencia.

Cierto es que Mont-rodó murió 10 años antes de la conquista jericana, pero los hallazgos arqueológicos demuestran la estancia o presencia de templarios en la villa por aquellas fechas. Por otro lado, el estado de conservación del manuscrito original del cronista jericano no es el mejor justo en el lugar donde figura el nombre de quien encabezaba las tropas del monarca aragonés cuando tuvo lugar la conquista de Jérica, y ello ha dado pie a esta confusión y nueva teoría, y de ahí mi interés en conocer más sobre este importante personaje de la historia del reino de Aragón.

Agradecer a Helios Borja que me facilitase esa obra de nuevo, y a Jose Manuel Baena Pueyo, que en Monzón representa a aquel maestre templario que en esta obra se biografía, y que ha sido quien me ha hecho llegar una copia del libro.

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